Te vi
Estabas como siempre. De pie. con un libro que no leías y quizás escuchando música. Te vi y me viste. Te vi y no quise mirar. Pero no pude evitar pensar en ti, otra vez. Pensar... Un día como este, hace justo un año. Ni más frío ni más calor, pero todo en general mejor. Cómo explicarlo: cómo se siente uno cuando la vida tiene sentido porque se comparte con la mejor persona posible y se ve un futuro mejor todavía. Pues así se presentaba aquella noche en la que quedamos a cenar y todo, al final, salió mal. No te gustó el restaurante, no tenías hambre, no se te veían ganas de hablar, y sólo discutimos, sí, sobre cosas tontas, o tan importantes que al final resultan ridículas en un encuentro íntimo, en una conversación informal. Todo mal, pero yo no lo vi. A veces estoy ciego porque solo veo tus ojos, y nada más. Me gusta oírte, escucharte, mirarte, aunque discutas, aunque en realidad me estés diciendo que no estoy a la altura, que no valgo, que no somos el uno para el otro. Tan ciego ...