Historia de la escalera

Escalera de la casa de Uceda Bajábamos despavoridos por las escaleras de la casa de Uceda, de dos en dos escalones, de tres en tres e incluso de dos únicos saltos, con esa inconsciencia infantil que te hace creer que eres invencible y nunca te pasará nada, con una confianza ciega en ti mismo. ¿Cuántas veces habré subido y bajado esas escaleras? ¿Diez mil veces? ¿Cincuenta mil? En un solo día podría pasar por ella veinte, treinta veces, quizás más. Las escaleras eran uno de los lugares preferidos cuando éramos niños. Lo mismo servían para un concurso improvisado de saltos, que para descansar en uno de sus escalones y, sobre todo, para ascenderte al lugar mítico de la casa, el centro de juegos por excelencia: el "último" piso. Al "último piso" se llegaba tras subir cuatro tramos de escaleras y atravesar el cuarto de baño. Allí estaba nuestro campamento infantil, repleto de juegos y ciudades enteras de clicks. Y ese lugar secreto, misterioso, que era un armari...