Miradas de Zanzíbar
Un día coges un avión, vuelas ocho horas y aterrizas en otro mundo. Ocurrió en el verano de 2005 , cuando hicimos las maletas, buscamos una isla en el mapa, cerquita del continente africano, y allá que nos fuimos en un vuelo directo. Desde el aeropuerto nos llevaron en un autobús desvencijado hasta el hotel, construido por y para turistas europeos. Aquello era el paraíso... en medio de la pobreza. O eso pensaba yo los primeros días. Desde la ventana del autobús observaba con cara de espanto la forma de vida que tenía aquella gente que recorría a pie todos los días kilómetros y kilómetros por la misma carretera que nosotros, con riesgo evidente para su vida. Junto al camino miraba las viviendas, pobres, cochambrosas, rodeadas de basura. De vez en cuando se veía un televisor en el exterior, y decenas de personas a su alrededor. El hotel era como un oasis en aquel desierto tercermundista. Una mañana hicimos una excursión por el interior de la isla , y el espectáculo fue más impre...