Beso en la noche
Te miré y me miraste. Con esos ojos en los que cabe el mundo entero. La vida, mi vida, reflejada en ellos. Es mirarte y zambullirme en otro universo donde solo estamos los dos, tú y yo. Nadie más. Te miro, me miras y ya solo existes tú. Tú y yo. Ajenos a lo que nos rodea, a las ruidosas personas que pasean a estas horas de la noche en nuestro parque antes de que echen el cierre. Tu beso es dulce como la nata. El tiempo se ha parado a nuestro alrededor, como si nos hubiéramos bajado de un tren en marcha y dijéramos adiós a la máquina enloquecida que se aleja a toda velocidad. La noche se nos ha detenido en este beso largo, infinito, sin principio ni final. Un beso que da sentido a la vida y que te hace olvidar hasta tu nombre. Embrujados por una noche de verano sin luna, pero repleta de estrellas, descansamos a la sombra nocturna de unos olivos, sobre la hierba húmeda. Tumbado en la ladera busco en el cielo estrellado la osa mayor y el carro, como he hecho todas las noches de mi...