Un domingo en La Haya

La Haya, domingo 23 de marzo de 2014 "Las ruedas dentadas de la vida giraban con un ruido seco, metálico, siempre hacia delante, sin una posible vuelta atrás" ( "Después del terremoto" , Haruki Murakami ) Un domingo por la mañana aterricé en un lugar a casi 1.500 kilómetros de la Charcuela. Desde el cielo, poco antes de tomar tierra, se veían campos anegados, un país semisumergido en el océano, rebosante de agua, de un color verde explosivo, intenso, poderoso cuando refleja unos tímidos rayos de sol, que en seguida se pierden entre las nubes. Holanda es una planicie que parece a punto de ser engullida por el mar. Aquí el transporte oficial es la bicicleta, sin ningún mérito por su parte, claro. Puedes hacer cien kilómetros sobre el sillín sin despeinarte, aunque puedas morir de aburrimiento. El aeropuerto de Amsterdam es una ciudad en sí misma. Desde ahí puedes tomar un tren hasta La Haya (Den Haag) . En el vagón, de dos pisos, hay un silencio absolu...