Atardecer de domingo

Cielo de Uceda Son las seis y media de la tarde de este último domingo de enero. La noche cae con rapidez sobre Uceda, mientras los postreros rayos del sol iluminan de rojo el horizonte de la sierra de Guadarrama. Es una puesta de sol para compartir, para comentar, para besar. El beso retiene el tiempo cuando se nos escapa entre las manos, y convierte el momento en algo único y eterno. Lo pienso, mientras veo apagarse la luz de fuego, como si de una última bocanada de llamas se tratara antes de que llegue la oscuridad y el frío. Un rato antes paseaba por las calles del pueblo cuando escuché un par de frases sueltas de una conversación entre vecinos. Me gustaría apuntar todas esas palabras que, sin contexto, sin un antes ni un después, escucho en la calle cuando me cruzo con alguien. Son tres, cuatro, cinco palabras que de pronto llegan hasta mí, y que a veces podrían dar para escribir hasta una novela. Bastan esas tres, cuatro o cinco palabras, escuchadas al azar, para imaginar...