Miradas

Templo de Debod, atardecer del 25 de febrero de 2013 Hace un frío polar en Madrid. De vez en cuando se levanta un viento que corta la respiración y provoca un escalofrío. No es día para pasear por la ciudad, pero el Templo de Debod debe de tener un imán especial, una fuerza interna que te atrae y que se hace más intensa cuando empieza a ponerse el sol. Bajaba por Princesa hacia Plaza de España, pero mis pasos me llevaron a la derecha sin remedio posible, por Ventura Rodríguez y de ahí a uno de los lugares con más magia de Madrid. Cuando llego al Templo el sol se está poniendo en el horizonte, sobre la Casa de Campo. Los últimos rayos del día se reflejan en el agua del viejo monumento egipcio y decenas de fotos se disparan desde todos los ángulos. Me acerco al borde del parque, donde una terraza te pone lo mejor de Madrid a tus pies. Los ojos se van a esa línea roja donde el sol empieza a esconderse, y llena de matices el pulmón verde de Madrid, donde resalta por altura...