Llueve en París

París desde el taxi, 28 de mayo de 2013 Hacía tiempo que no viajaba a París. Los últimos recuerdos eran paseos interminables por la ciudad y sus barrios, rincones con un encanto que solo puede encontrarse aquí, ambientes puramente parisinos, terrazas con estufas, vacaciones, buena compañía, felicidad... El taxi va bordeando el Sena hasta el hotel, mientras cae una lluvia primaveral, cálida e intermitente. A través del cristal me pellizcan recuerdos lejanos cuando pasamos junto a ese puente que creí conquistado para siempre hace años. Por la ventanilla del coche se escurren gotas de agua como si fueran lágrimas gruesas y sinceras. Allá, detrás de unos árboles, al otro lado del río, se levanta imponente la Torre Eiffel. Qué tendrán esos hierros que enamoran en cuanto los ves. Una vez subí a lo más alto. Era un día frío, pero soleado, al final de un otoño tranquilo. Vista de lejos, la Torre Eiffel es una dama majestuosa. Vista desde abajo, cuando puedes tocarla y acariciarla...