La mujer que lloraba en el Metro

Puerta del Sol, diciembre de 2013 Me dirigía al centro de Madrid en el Metro, en una noche de octubre con el horario de invierno recién estrenado. Era domingo y el vagón estaba medio lleno de personas silenciosas y tranquilas, con el lunes proyectado ya en sus caras. En una de las paradas entró una mujer que empujaba un carrito de bebé, acompañada de otro niño de unos nueve o diez años. Parecían peruanos, ella cansada, el niño mayor aburrido y el más pequeño, posiblemente dormido, porque ni se le veía ni se le oía. Me fijé en aquella mujer entrada en carnes que debía de ser aún joven, aunque ya no lo pareciera. Se apoyaba en el cochecito como si le dolieran los pies, o quizás el alma. Más bien parecía que no se tenía en pie, y en cuanto vio un asiento libre, justo en frente de mí, fue hasta él con rapidez y se sentó con gesto de agotamiento. Entonces vi su mirada perdida. Estaba triste. Era una tristeza profunda, demasiado fuerte para esta pequeña mujer, que se agarraba ...