Charcuela

Al fondo, el Ágora, en Valencia. Mayo de 2014 Quince días viajando por toda España dan para muchas imágenes, para muchas vivencias, casi todas buenas, y alguna no tanto... Lo mejor es comprobar el gran país que tenemos, las ciudades tan fantásticas que tenemos al lado de Madrid (en AVE todo está cerca, muy cerca), como Valencia, Málaga, Sevilla... De Valencia me impresionó la Ciudad de las Artes y las Ciencias, y especialmente el Ágora, que pude ver por dentro, y que es un espacio alucinante para organizar eventos de otra dimensión. Y también sus gentes, amables, alegres, acogedoras... Gracias, Valencia, por ser como eres, por ser un reflejo del mejor mar del mundo, el Mediterráneo. No vi tantas banderas de España como en Barcelona... Era un mitin del Partido Popular, claro, con sus líderes nacionales, y se preparó todo a conciencia en plena desafío independentista. Pero me llamó la atención que el mismo partido olvidara las mismas banderas en el resto del país.  Las últimas

Mitin electoral en Sevilla, elecciones europeas de mayo de 2014 La campaña electoral ha quedado como un eco lejano , un griterío insoportable, una demostración de lo lejos que siguen los políticos de la calle, de la gente, de los problemas reales. En quince días recorrí toda España, desde Vigo a Málaga, pasando por Zaragoza, Barcelona, Sevilla, Valencia, Valladolid o Cuenca. Vi una campaña a la medida de los partidos, de sus líderes, y no de las personas que no son de ninguna formación, ni quieren serlo. Que solo quieren que los que mandan no se lo pongan más difícil todavía, acierten en sus decisiones y den ejemplo. Han sido dos mundos paralelos: el político y el real. Se han separado, la crisis los ha separado. Y en esta campaña se ha visto. Mítines de militantes (tampoco demasiados) entregados, y en la calle, indiferencia, hastío por unas elecciones europeas que se presentaban como una ocasión única para dar un aviso a los partidos. Y así ha sido. Los políticos no han ilusi

El Peñón de Gibraltar, en el horizonte "La historia futura de esa España refundada democráticamente desde 1975 será, por definición, imprevisible, a menudo inquietante y siempre problemática: en ningún sitio está escrito que la historia sea o racional o justa" ("Historia mínima de España" , Juan Pablo Fusi ) Semana Santa en Madrid. Mañana del Sábado Santo. La ciudad se ha quedado vacía, aparentemente, porque aquí hay gente "pa tó". Por mi parte, empiezo mis días de descanso, saturado de noticias, informaciones, debates, política y políticos... (...) Han pasado ocho días. Retomo, de mala manera, lo que empecé a escribir en Sábado Santo. Y regreso con este pequeño fragmento de una novela que me ha gustado de forma especial: "Tal como te dije antes, hay que tener paciencia. Ir desenredando la madeja, hilo a hilo, sin perder la esperanza. Por más negra que esté la situación, el hilo principal existe, sin duda. Cuando uno está rodea