Mira la luna

Pantano del Atazar, julio de 2017


Esta noche de principios de agosto una media luna se ha colgado sobre mi terraza y no se quiere marchar. En pocos días será redonda y derrochará su luz plateada sobre los campos amarillos de Castilla, que se teñirán de gris azulado cuando caiga la noche. Con luna llena crecen sombras de misterio en una tierra castigada por el sol despiadado de la tarde. 

Esta media luna es como un faro colgado sobre mi casa. En dos o tres días su luz será plena, confundirá a toda la fauna oculta en estos montes resecos de Guadalajara, y dejará su brillo en ese mar Mediterráneo que no abandona mi mente ni un solo día. 

Me veo en esa playa de piedras y piratas, tumbado, sereno y feliz. La luna llena ilumina el mar, abre un camino de plata que llega justo hasta donde estamos nosotros. Nos marca una senda clara para que vayamos hacia ella. Es una noche tranquila, calurosa y azulada. En momentos como ese el tiempo parecía pararse, como si siempre fuésemos a estar ahí... 

Nuestros caminos se separaron hace años y quizás en tu mente ya solo sea el recuerdo de una etapa lejana y pasajera. Algo accidental que un día cruzó por tu vida y en seguida quedó atrás. Apenas una imagen cada día más borrosa. Pero hay algo que no podremos evitar. El claro de luna sobre el Mediterráneo siempre será nuestro. Y cada vez que mires hacia el cielo de estrellas y te preguntes si esa media luna está creciendo o decreciendo, te acordarás de mí. "La luna es mentirosa..." Es así y nadie podrá cambiarlo. Hay cosas que no se olvidan. Hay momentos que se quedan grabados para siempre. Hay vínculos que no se pueden romper. Ese es uno de ellos. 

Y ahora, mira la luna y dime, ¿cómo será mañana?

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