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Mostrando entradas de septiembre, 2012

En mi barca

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Dime por qué preguntas Cuánto te he echado de menos, Si en cada canción que escribo corazón Eres tú el acento. No quiero estrella errante, No quiero ver la aurora Quiero mirar tus ojos del color de la cocacola (...) La vida apenas solo dura un rato Y es lo que tengo para estar contigo Para decirte lo que nunca canto, Para cantarte lo que nunca digo. (Fito y Fitipaldis. "Por la boca vive el pez") La balsa se mueve con parsimonia . Es un balanceo incesante, sereno, interminable. Abro los ojos y no sé dónde estoy. El cielo azul radiante, arriba. Luz cegadora, abrasadora. El único sonido es el agua que chapotea junto a mí.  Me incorporo y observo a mi alrededor el mar inmenso, infinito, que se funde con el cielo. Azul sobre azul, luz sobre luz. Y aquí, en medio de la nada, o en medio del todo, mi pequeña barca a la deriva, sin timón, sin remos, sin velas. Solo flota, se deja arrastrar  por una supuesta corriente y espera. Espera a que llegue una to

Madrid, la Batalla del Congreso

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En el Congreso, los diputados debatían si hay que recortar los sueldos a los cargos públicos en España. Una iniciativa al calor de la demagogia y el populismo del momento, que rechazó la mayoría. Seguía la discusión con algo de hastío, cansado de escuchar argumentos de corto vuelo en un momento en que me gustaría que surgiera un líder en el Parlamento al que admirar, con ideas e ilusión para sacar a España de este agujero. En esas estaba cuando decidí salir a la Plaza de las Cortes, para ver cómo andaba la cosa. Se había convocado una manifestación contra el Congreso. "Tomemos el Congreso" , decían los convocantes en un principio. Por la mañana todo estaba tranquilo, aunque la Policía había tomado literalmente el centro de Madrid. Fue salir al exterior, ya por la tarde, y escuchar un rumor ronco de gentío alborotado. La tranquilidad se había esfumado en pocas horas. Miré hacia la Plaza de Neptuno y me quedé pasmado. Miles de personas se habían concentrado con el propó

El oscuro ritual de luna llena

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El verano llegaba a su fin, al menos en el calendario. Fuimos a dar una vuelta por el campo y la montaña, para despedirnos en manga corta del calor, ahora que todavía se podía. Era una mañana de septiembre soleada, sin viento y sin excesivo calor, unos 30 grados al mediodía. Nos adentramos por un camino cercano a la carretera, repleto de restos de ramas y troncos cortados en el suelo. Olía a pino y a tierra reseca, asfixiada por la interminable sequía.  El camino, en sombra por el bosque que rugía con el viento, avanzaba hacia el interior de la montaña. Era un sendero bien marcado, pero cubierto por miles de ramitas y trozos de madera abandonados a su suerte. Las hormigas correteaban en fila, en perfecta formación. Y nosotros, aunque solo éramos dos, también. Así anduvimos hasta que, pasados unos 20 minutos, el bosque clareó y se hizo la luz brillante del sol . El cielo se dejó ver en todo su esplendor veraniego. El camino continuaba, aunque más abierto. Así que seguimos haci

Desde Madrid

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Ya estoy aquí otra vez. Ignoro si alguien lee este blog , aunque solo sea por aquellas casualidades, o cálculos, de Google. Un día buscas en tu ordenador incienso en el Rastro y acabas en mi blog sin saber cómo. Cosas de internet, que son las que, quizás, han hecho que haya tenido algo más de tres mil visitas hasta ahora. La mayoría, mías, para ser sinceros. El puñado de entradas al blog que no me pertenecen han debido de rebotar como una pelota en el frontón. Chocan contra este muro y salen con más fuerza todavía, sin dejar siquiera un comentario. El único comentario que poseo, y que guardo como un tesoro al que miro de vez en cuando con avaricia, lo escribí yo mismo hace meses. Y después de este strip-tease de sinceridad sobrevenida , envío un saludo a los pocos lectores que, ya sea por la magia de Google o por cualquier otro motivo que se me escapa, han acabado aquí. Si encima están leyendo estas líneas, en el tercer párrafo de una entrada de pésimo contenido, merecerán un h