Déjalo estar

Pantano de El Atazar. Finales de marzo de 2013

Vuela amigo, vuela alto
No seas gaviota en el mar
Vuela amigo, vuela alto
No seas gaviota en el mar
La gente tira a matar
Cuando volamos muy bajo
La gente tira a matar
Cuando volamos muy bajo
(Julio Iglesias)

"Déjalo estar", me dijo hace poco un amigo. "Déjalo estar, de verdad. Lo has intentado, has luchado, te has caído, te has levantado, te has vuelto a caer, una y otra vez. Ya está, tío, es mejor dejarlo estar".

Le miro a los ojos, desde mi mirada triste y lejana. Siento el dolor de las magulladuras, de los continuos golpes. Me resisto a rendirme, a doblar el pulso, a decir se acabó, a aceptar que no he sido capaz, a reconocer, en definitiva, mi fracaso. "No quiero rendirme, quiero seguir luchando, no quiero resignarme".

"No es rendirse. En la vida unas veces se gana y otras se pierde. Unas veces sonríes y otras lloras. Hay que luchar siempre, pero cuando has perdido y vuelves a intentarlo dos, tres, cuatro, cinco veces y los golpes se repiten, lo mejor es dejarlo estar. No es rendirse. Sino aceptar la derrota y pasar página de una vez, seguir para delante con la cabeza alta, sin querer cambiar más lo que está por no cambiar. En serio, déjalo estar".

Entonces desvío la mirada. Se me pierde en el horizonte, una puesta de sol de nubes y brillos de sangre. Son las montañas de siempre, el cielo de siempre, la tierra, mi tierra, de siempre. Huele a campo mojado, a lluvia cercana, a vida de verdad. Sin querer sello los labios y los aprieto con fuerza. Tengo los puños cerrados y lágrimas de rabia y coraje aparecen de golpe y nublan mi vista. "¡Pero he peleado fuerte! ¡Y sé que puedo! ¡Puedo conseguirlo!"

"Ojalá fuera cierto. Has luchado y eso te honra. Pero esta vez has perdido. No siempre se puede ganar, y lo sabes. Asúmelo y pasa página. Y vuelve a empezar. Deja de darte golpes. Quizás la próxima vez puedas ganar. Ahora, déjalo estar".

El sol se va ocultando y sus últimos rayos se reflejan en el río crecido, que corre despavorido hacia no se sabe dónde ni por qué, llevándose todo por delante. El agua fluye sin pausa, siempre distinta, renovada, fresca, en un río que sin embargo siempre es el mismo. "Déjalo estar..."

Me di la vuelta despacio. Y lo dejé estar.




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