La fuerza de la libertad

Salamanca, mayo de 2017
De las dos mil o tres mil canciones que tendré en mi biblioteca de iTunes, justo tuvo que sonar "La fuerza del destino", de Mecano, nada más activarlo de forma aleatoria. Casualidades de la vida, o no. Llevo tiempo odiando una canción que me encanta. Pero así es la vida, llena de contradicciones y sinsentidos.

Es "la fuerza del destino", me dijo alguien una vez, para explicar una de esas coincidencias que te cambian la vida, quizás para siempre. O no. La verdad es que si te pones a pensar en el cúmulo de circunstancias que hacen falta para que te cruces con una persona especial en tu vida, o para que estés en un lugar determinado a una hora concreta, justo en el momento perfecto, pues sí, todo parece que obedece a una fuerza del destino.

En realidad creo que es más azar que otra cosa. La vida tiene mucho de fortuito, y más de libertad, y eres tú el que eliges en cada momento, en cada oportunidad que se te brinda cuando menos te lo esperas, qué camino vas a tomar. No es el destino, es tu libertad.

En el hotel de Salamanca miro por la ventana la Basílica Pontificia. El "destino", o sea la vida, mi vida, me ha traído varias veces a esta ciudad, una de las más bonitas de España, donde guardo momentos inolvidables. Sé que volveré, pero no porque me lo imponga el destino, sino porque me apetece. Y quizás una de esas veces, un día concreto, a una hora exacta, me encuentre ante un camino que puede cambiar el rumbo de mi vida. Seré yo, entonces, el que decida si vale la pena o no. No será la fuerza del destino, sino la fuerza de mi libertad.

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