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Mostrando entradas de 2018

Noviembre

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Noviembre de 2018, río de Uceda Noviembre cubre el campo castellano. La temperatura ha caído en picado y en las cumbres de la sierra ya se observa un débil manto blanco. Bajo al río, al lugar de siempre, al que llevo yendo desde hace tantos años. Desde que tengo memoria. La corriente me relaja. Es la seguridad de la permanencia frente a los cambios, las transformaciones, las inquietudes, los problemas. Cuando algo rompe el sosiego, el río te enseña que la vida sigue. Pese a todo, no se detiene, nunca. Siempre está ahí. El reciente cambio de hora, apenas hace una semana, precipita la caída de la tarde. El sonido del agua es un concierto. La corriente lleva prisa por avanzar y alcanzar el gran río, el Tajo, en su camino hacia el océano. Aún tiene un largo recorrido por delante. Me quedaría aquí horas. Mirando la corriente, escuchando sus sonidos que no paran ni un segundo. Observando el fondo, y quizás esperando que salgan a flote  las respuestas que siempre espero. Pero lo ún

Tu respiración

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Asturias, mayo de 2018 El mar Cantábrico a nuestros pies, sobre uno de los acantilados de Asturias, en el cabo Prieto. A la izquierda, la playa de Torimbia, y a la derecha, la de Toranda. Más allá, la playa de Barro, nuestra playa. Es un atardecer grisáceo, con algún rayo de sol que intenta escabullirse entre las nubes para reflejarse sobre este mar que nos ha embrujado. El universo se concentra en ese momento mágico. La vida se resume ahí. Tú y yo, el mar, la costa del norte de España, el tiempo para nosotros, el presente hecho eterno y el futuro por descubrir juntos.  Estamos solos, en medio de un silencio que sobrecoge. ¿Qué sonidos oyes?, pregunto en un susurro. Y ambos escuchamos unos instantes. "Oigo el viento, el mar, las olas contra las rocas,  mugidos de vacas allá abajo en la ladera de la montaña, los pájaros... Y tu respiración..."

El paso del tiempo

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Última tarde de marzo, 2018. Uceda "Lo que necesitamos es un poco de eso que todos dicen rechazar y despreciar, aunque lo esperen y lo deseen: un golpe de suerte; que la teoría por la que nos decantamos resulte ser la adecuada, que la pista que decidamos seguir no nos aboque a un vacío inesperado" Henning Man kell, en "Pisando los talones" ............................. Tarde de domingo, final de Semana Santa, últimas horas de vacaciones y solo en casa, sin más compañía que una música tirando a nostálgica. En definitiva, lo que se conoce como un cóctel molotov a punto de estallar. Por si fuera poco, me he puesto a revisar fotos para elegir media docena que sean dignas de ampliación. Y la mecha se ha encendido... Cualquier gurú de autoayuda, de esos que llenan las redes sociales a todas horas, y nos invaden la vida con consejos que olvidamos al minuto siguiente, se frotaría las manos al verme hoy, aquí abatido, como carne de cañón para sus análisis certero

El Pontón

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Pontón de la Oliva, 15 de marzo de 2018 Cuando llueve siempre pienso en el Pontón. Es un icono de mi vida. Lo he visto saltar dos veces, y aseguro que la imagen no se olvida jamás. Es espectacular. Hace ya muchos años de la última vez que me quedé sobrecogido cuando llegué a ese rincón mágico de la sierra norte de Madrid y vi cómo rebosaba el agua, que al caer con un grandísimo estruendo buscaba ansiosa el cauce del río en su camino irremediable hacia la confluencia con el Jarama, de ahí al Tajo, y por fin al mar.  Siempre que puedo me acerco a ver cómo va la cosa, pero lo cierto es que no es sencillo que salte el agua en el Pontón. El entorno me sigue enganchando igual. Es mi tierra. Ahí he crecido, ahí he disfrutado, ahí he vivido. Ahí he querido. Al otro lado de esta antigua presa, construida en 1857, existe el paraíso. Sobre todo en los meses de primavera, pero en realidad da igual la época del año. Siempre merece la pena. Seguir el curso del río Lozoya, procedente del Ata

Noche de Reyes

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Denia, octubre de 2017 "La existencia humana está sometida a una incesante siembra en la que se dan toda clase de semillas. Semillas efímeras que no pueden agarrar en el alma, porque son vacías o estériles; pero que en el tiempo de la siembra son capaces de engañar con la promesa de un imposible germinar. La mente se convierte así en el cobijo de una sucesiva serie de "jardines de Adonis", cuya única característica común es su efímera realidad. La sucesión de este acoso de semillas sin sustancia produce, a la larga, la aniquilación de ese campo destinado y preparado para el ritmo de las estaciones, para las semillas que germinan y duran" Emilio Lledó, en el "El surco del tiempo" .............................. Hace muchos años, en una noche como esta, justo a la misma hora, mi corazón latía a toda velocidad, ya dentro de la cama. La noche más mágica del año había llegado. Por fin. Atrás quedaba una cuenta atrás que se hacía larguísima, y a la ve