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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Viento de Navidad

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Madrid, Madrid. Diciembre de 2013 "Ningún viento es favorable para quien no sabe adónde va" (Séneca) "Si no sabes adónde vas, cualquier camino sirve" (Lewis Carrol) "Si no sabes adónde vas, ningún camino es bueno" Primer día de vacaciones en Madrid. Día de los Inocentes. Quizás esté relacionado. Quizás es una broma del destino. Hoy ha amanecido un día claro, despejado, tras el paso de la ciclogenésis explosiva. Es curioso cómo cambiamos las expresiones, los términos. Lo que antes era una tormenta, o una borrasca, o mejor dicho un día de perros, ahora lo bautizamos científicamente. Ciclogénesis explosiva. En resumen, ha llovido a cántaros toda la noche, con un viento endiablado que ha recorrido la Península desde Galicia hasta Málaga en los últimos días. Ya lo dijo Zapatero, la Tierra no pertenece a nadie, solo al Viento. Olé tú. El viento lo puede todo. Incluso ha conseguido lo que parecía imposible: bajar el precio de la energía: la

Gordo de Navidad

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Parque del Buen Retiro, diciembre de 2013 "Ochenta mil seiscieeentoooos cincuenta.." "Miiiiil eeeeurooos" Los niños vocean los números de la Lotería de Navidad , con un soniquete cantarín que marca el inicio de las fiestas en España. Esto no hay quien lo pare. Que levante la mano el que no sienta como algo propio este ritual que se repite cada 22 de diciembre. Imagino a esos políticos recalcitrantes cuya tarea en el mundo parece ser complicar la vida a los ciudadanos y jugar a la división, la diferencia y el enfrentamiento. Pues hala, todos a mirar la lotería nacional y a desearse suerte.  Reconozco que yo sigo el sorteo porque me gusta escucharlo. Ni siquiera verlo, solo escucharlo. Es como oír villancicos en Navidad. Sin ellos no sería lo mismo. Pues en esto igual. Juego poco o nada, pero participo como el que más en uno de los actos que más une a este país en todo el año, seguramente después del fútbol y de Rafa Nadal . Así que aquí estoy, en el saló

Remanso de paz

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Pantano del Atazar, diciembre de 2013 Mi vida yo quiero robarle a la luna Esta noche tus dos ojos negros Para pedirle que duerma conmigo Hasta el amanecer Para que cuando salga Gitana se escuche un te quiero En este cielo con nubes negras Gitana ven y báilame, tú báilame ("Gitana", El Viaje de Elliot) Tomamos un camino de piedras hacia el pantano del Atazar y llegamos a un lugar sencillamente espectacular. Llevo toda mi vida en esta tierra, caminando por estas montañas, recorriendo sus carreteras y senderos, y nunca había estado aquí, un rincón perdido en el mundo apenas a una hora de Madrid.  Las encinas centenarias vigilan el monte con poderío. Son las reinas indiscutibles en esta tierra bañada ahora por el pantano, y antes por un río caudaloso que serpenteaba entre las montañas: el Lozoya. Hace décadas un enorme bosque de encinas nacía en las riberas y subía por las laderas de los montes. Ahora quedan pocas y un ejército de pinos custodia su territorio

La nada

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Madrid, diciembre de 2013, una tarde-noche cualquiera Y ahí caí profundo al hielo en un segundo, no hay nada más que decir, se queda conmigo esta nada... (Verso acabado punto. Maldita Nerea ) Soltó tu cuerda y le esperaba la nada. La nada Es viernes por la noche. Y la nada se hace grande. Se expande. La nada Una nada sin bordes, sin límites, sin vértices. Sin punto Nada

Las piñas del Atazar

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Entorno del pantando del Atazar, 2 de diciembre de 2013 Sin nada mejor que hacer, subí al Atazar después de comer . A veces necesito ir allí para encontrarme a mí mismo o para sentirme realmente en casa. O en mi tierra. Hacía un día espléndido de otoño terminal, despejado pero frío, mucho frío. Apenas encontré más tráfico en la subida que unas vacas que cruzaron la calzada y dejaron su huella sobre el asfalto. Pasé de largo el primer mirador para no molestar a una pareja, ya madura, que contemplaba arrobada el atardecer sobre el pantano. Seguí adelante dispuesto a cruzar la presa , pero me vino a la cabeza un recuerdo casi ancestral. Habrían pasado 20 o 30 años. ¿Quizás más? Me vi claramente con mi padre, con mi madre y con mis hermanos, en un lugar concreto de aquellas montañas, donde todos los inviernos íbamos en familia a recoger piñas en el suelo para luego avivar la chimenea en las tediosas tardes-noches de nuestra casa de Uceda, donde pasábamos las horas junto al fuego.

Vivir en el frío

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Centro antiguo de Vilna, capital de Lituania. Amanecer del 30 de noviembre de 2013 Now when you go giving your heart make sure they deserve it If they haven't earned it keep searching, it's worth it ("Go Gentle" , Robbie Williams ) El avión está cruzando los Pirineos y entra en España por Navarra. Atrás queda toda Europa desde Finlandia, después de saltar ahí desde Lituania. Había llegado a Vilna dos días antes, después de dejar en Madrid una nevada de noviembre que olía a Navidad adelantada.  Desde el taxi que me llevaba a Barajas, en una de esas madrugadas heladoras del interior de la Península, veía el manto blanco que cubría la ciudad, y pensaba en el frío gélido que me esperaba en aquel país situado en la otra punta de Europa. Nada más despegar, descubrí Uceda allá abajo, blanca y tranquila, como una novia sencilla y reluciente, al pie de sus montañas de pizarra y muy cerca del pantano del Atazar, inmenso, colosal y espectacular también desde las altu