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Mostrando entradas de marzo, 2014

Un domingo en La Haya

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La Haya, domingo 23 de marzo de 2014 "Las ruedas dentadas de la vida giraban con un ruido seco, metálico, siempre hacia delante, sin una posible vuelta atrás" ( "Después del terremoto" , Haruki Murakami ) Un domingo por la mañana aterricé en un lugar a casi 1.500 kilómetros de la Charcuela. Desde el cielo, poco antes de tomar tierra, se veían campos anegados, un país semisumergido en el océano, rebosante de agua, de un color verde explosivo, intenso, poderoso cuando refleja unos tímidos rayos de sol, que en seguida se pierden entre las nubes. Holanda es una planicie que parece a punto de ser engullida por el mar. Aquí el transporte oficial es la bicicleta, sin ningún mérito por su parte, claro. Puedes hacer cien kilómetros sobre el sillín sin despeinarte, aunque puedas morir de aburrimiento.  El aeropuerto de Amsterdam es una ciudad en sí misma. Desde ahí puedes tomar un tren hasta La Haya (Den Haag) . En el vagón, de dos pisos, hay un silencio absolu

Así está el río Jarama

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Río Jarama, a su paso por Uceda, 18 de marzo de 2014 Estoy junto al río Jarama, a su paso por Uceda. He venido a ver cómo baja la corriente tras las fuertes lluvias de este invierno. El río viene algo crecido, pero mucho menos que el año pasado, y también que hace unos diez días, cuando llevaba mucha más fuerza y agua. Pero las imágenes siguen mereciendo la pena. Más abajo comparto algunas hechas esta misma mañana. Es un martes soleado, a las puertas ya de la primavera. Un día para ir en manga corta y disfrutar del buen tiempo adelantado. Las riberas del río están solitarias. Solo se escucha el sonido del agua y los pájaros que se llaman entre sí desde los árboles. Muchas raíces han quedado inundadas por la corriente y dotan de un misterio especial a las profundidades que se intuyen en el agua turbia. Huele a río, a algas y piedras mojadas. Huele a campo y a naturaleza. A libertad. (Si quieres ver cómo estaba el río Jarama hace un año, desbordado, pincha aquí ) Río Ja

Un vuelo a Turquía

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Mausoleo Ataturk, Ankara, febrero de 2014 Porque a veces se cruzan dos ríos, en las noches de diciembre Porque no sé de dónde has salido... toda una vida sin verte (...) Porque cuando se juntan dos ríos se hace fuerte la corriente ( "Por eso (Kantamelade)" , Maldita Nerea ) Una de las vistas más espectaculares que he visto en mi vida desde un avión ha sido la de Estambul al anochecer . Viajaba a Ankara desde Madrid, y al no haber vuelos directos era necesario cambiar de avión en aquella ciudad. El aparato se vio obligado a dar varias vueltas antes de tomar tierra por el intenso tráfico aéreo, así que pude contemplar desde mi ventanilla la grandiosidad de Estambul, en el sentido más amplio: por su extensión y porque verla desde el cielo te deja sin respiración, por su extraordinaria belleza. Decenas, quizás centenares de mezquitas sobresalen con sus minaretes apuntando a un cielo crepuscular que hace más intensas las luces de la ciudad. El Bósforo, también conoci

Tarde de domingo al sol

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Madrid, domingo 9 de marzo de 2014 Domingo por la tarde. En Madrid se rozan los 20 grados, por fin. Después de un invierno largo, muy frío, lluvioso y duro, el sol ha vuelto a salir y tenemos el primer fin de semana con buen tiempo desde hace meses. Así que toca ir al centro a dar una vuelta. Empiezo en la Plaza de Benavente, donde me deja el 32 a eso de las cuatro de la tarde. Parejas mayores, familias enteras, visitantes de otros lugares de España pasean por esta plaza adormecida por la luz de un domingo que decaerá en un par de horas. Desde allí me dirijo a la Plaza Mayor, para después torcer a la izquierda hacia La Latina. Las terrazas están llenas de guiris en busca de rayos de sol. Según avanzo cambia el paisaje humano. De los mayores y las familias de Benavente pasamos a los guiris de la Plaza Mayor, y de ahí, por la calle de Toledo, entramos en el mundo alternativo, que llega a su clímax en la plaza de la Cebada. Junto al mercado, hay una hondonada donde se agrupa

Ouija en la casa abandonada (y III)

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Casa abandonada junto al pantano del Atazar, febrero de 2014 // Puedes leer aquí las dos primeras partes del relato: - Ouija en la casa abandonada (I) - Ouija en la casa abandonada (II)  // Continuación... Por la ventana abierta entró un frío inesperado que parecía proceder del pantano. Las pisadas que habían escuchado se pararon justo al llegar a la puerta, o lo que quedaba de ella, de la casa abandonada. Todos se miraron con cara de terror y apretaron sus manos, esperando que en cualquier momento apareciera ante ellos algo sobrenatural. Durante unos instantes contuvieron el aliento. El silencio era absoluto, solo roto por el viento que golpeaba las paredes de piedra de la casa. Fue como un rugido. Un aliento helado entró con fuerza por la puerta de la sala donde estaban y barrió el tablero de la ouija. Las velas se apagaron tras temblar con fuerza y Cristina no pudo reprimir un grito. Claudia se quedó con los ojos cerrados, como si estuviera en trance. La ficha sob

Ouija en la casa abandonada (II)

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Vista desde el interior de la casa abandonada, junto al pantano del Atazar. Febrero de 2014 Continuación... Las dos amigas no durmieron en toda la noche, y tampoco pudieron separarse ni un minuto. Habían decidido ir a la casa abandonada del pantano del Atazar , porque así se lo había pedido el novio de Claudia desde el más allá, y sobre todo porque no se atrevían a dejar el "juego" de la ouija a medias : les producía pánico pensar qué podía ocurrir si no cumplían el trato, después de haber obtenido la información que buscaban (lee aquí la primera parte de esta historia) . Cuando amaneció, ya tenían un plan más o menos elaborado: pedirían a su mejor amigo, Juan, que les acompañase hasta el pantano esa noche. Así se sentirían más protegidas y seguras, y además tendrían un testigo de confianza por lo que pudiera pasar. Juan se quedó helado cuando se lo propusieron: no pensaba ir. Él no sentía miedo por estas cosas, pero no quería entrar en un juego que no veía claro