De Madrid al cielo

Vista de la Gran Vía de Madrid, 1 de septiembre de 2014

No hay nada como recorrer el centro de Madrid en el día más caluroso del año, con una temperatura asfixiante y una sensación de agobio aplastante en la calle. Pero allá que fuimos, desde el Retiro hasta la Playa Mayor, pasando por Huertas, y desde ahí media vuelta hacia Cibeles, atravesando Preciados, Callao, la Gran Vía y parte de Chueca. 

El calor hace especialmente agradable la comida en Madrid, eso sí. Pasar de los 40 grados al fresco de un restaurante bien climatizado te reconcilia con este entorno hostil. Algo parecido ocurre con El Corte Inglés, tan confortable en verano que te invita a entrar y no salir hasta que anochece, aunque no hagas otra cosa que subir y bajar escaleras mecánicas.

Subimos a la terraza del edificio de Callao, para ver las vistas de la ciudad desde el mismo cielo. Ahí abajo quedaba la Gran Vía hasta la Plaza de España, y algo más a la izquierda el panorama llegaba hasta la catedral de la Almudena y el Palacio Real. 

De Madrid al cielo, me vino rápidamente a la cabeza. Vale, es un topicazo, pero no pude reprimirlo porque nunca ante se ajustó tanto el dicho a la realidad. Me sentí en lo más alto, como una avioneta que cruza el cielo en una tarde despejada, sin viento, sin turbulencias, sin prisa.  Sin ninguna gana de descender y aterrizar, sino de mantenerse siempre allá arriba, en el cielo de mi ciudad.



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