Playa en la ciudad

Playa artificial de Brisbane (Australia), 17 de noviembre de 2014

"Y la vida te dará los besos que tú puedes dar"

Fito & Fitipaldis, en la canción "Me acordé de ti"
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Antes de regresar a Madrid desde Australia tenía la mañana de lunes libre, así que fui a explorar la ciudad de Brisbane. Patear las calles y dejarte llevar por el instinto urbanita que llevas dentro, provisto de un mapa para no desorientarte demasiado, eso sí, es la mejor manera de conocer y descubrir un lugar. 

En realidad maté varias horas de aquí para allá, porque mi objetivo concreto era visitar la playa artificial que había en la ciudad. No era un mal plan, teniendo en cuenta que hacía un día de verano espectacular. 

Crucé el río Brisbane en el ferry, hasta la terminal South Bank, muy cerca de la noria que domina una de las riberas, al otro lado del cogollo de la ciudad. Un paseo de unos 200 metros por un parque perfecto (es que es así, no puedo encontrarle un solo fallo), con sus árboles, sus animalejos, sus vías para peatones y bicicletas, sus sombras, sus lugares para descansar o comer, todo junto a un río también perfecto, te lleva hasta la playa de la ciudad.

Nada más verla te sale sola una expresión, que mejor no reproduzco aquí, por aquello de guardar las formas. Eso es una playa artificial. Lo que se ha intentado en otras ciudades, o lo que se ha vendido, mejor dicho, es una broma de poco gusto al lado de esto. Y estoy pensando en Madrid, y su proyecto de Madrid-Río.

Es decir, vale que el Manzanares no es el Brisbane. Es como comparar un ratón con un elefante. Vale que en la capital de España tenemos el espacio en contra, porque todo se nos hace pequeño, estrecho, incómodo. Pero la playa que se han inventado en Brisbane se podía haber hecho también en Madrid. Es así. Y no se ha hecho, en su lugar hay un no sé qué para refrescarse durante los días insoportables del verano, que alguien lo llamó playa artificial. 

¿Y cómo es la playa de Brisbane? Es espectacular. Antes de nada, es gratis y abierta a todos. A partir de ahí, seguimos contando. Está ambientada con todo detalle. Hay arena de playa, hay lugares para poner las toallas sobre esa arena, hay palmeras, sombras, muchas sombras, pero también mucho sol. Tiene varias zonas, con distintas profundidades bien señalizadas. Hay una zona tipo piscina de hotel caribeño, hay vestuarios, restaurantes, chiringuitos...  Por tener tiene hasta "paseo marítimo", aunque en este caso no haya mar, sino río. Y todo mirando a la ciudad y a sus rascacielos.

Hasta ahí se puede llegar de muchas maneras. En bicicleta, andando desde el centro (diez o quince minutos), en ferry, en autobús y en coche, con zonas para aparcar. 

En fin. Reconozco que me ha dado envidia. En Madrid nos falta ambición. El proyecto Madrid-Río ha mejorado la zona del Manzanares infinitamente, pero estamos muy lejos de lo que puede llegar a ser. Cualquiera que haya paseado por ahí una tarde-noche de verano sabe que el cruce de peatones, bicicletas y corredores lo convierte en un paseo estresante, lejos de lo que debería ser. Y la playa artificial que se nos prometió no existe. Y puede existir. Los madrileños nos merecemos un lugar como el de Brisbane.


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