Hoy sería tu cumpleaños



Hoy sería tu cumpleaños, papá. Como ya no puedo felicitarte por teléfono, ni puedo verte en casa a la hora de comer, ni puedo darte un beso y un abrazo en persona, ni puedo sentarme contigo en el salón para hablar de nuestras cosas y comentar juntos lo mal que va España mientras vemos el telediario, he decidido que lo mejor que puedo hacer es escribir... Y recordarte.

Recordar el ejemplo que me diste siempre, en todo. Quizás no te dabas cuenta, o sí, pero desde pequeñito yo tomaba buena nota de todo lo que decías, de todo lo que hacías. Como cuando nos contabas tus aventuras en barco por los mares de todo el mundo, cómo te enfrentabas a situaciones y peligros que a mí me parecían insalvables, imposibles. Y yo veía cómo superabas los problemas con una integridad y una fortaleza física y moral a prueba de todo.

Recordar cómo te gustaba el mar. Cómo conseguiste que a nosotros, que somos más de tierra que el asfalto, nos llegase a conquistar también. El mar Cantábrico, tu preferido. Asturias, Cantabria... Siempre tuviste debilidad por el norte, por la bravura de ese mar y ese tiempo desapacible, en el que tú te encontrabas como pez en el agua.

Recordar cómo nos decías siempre que salíamos de Madrid que bajáramos las ventanillas del coche para respirar el aire puro del campo. Había algo en el hecho de subir una montaña que te hacía especialmente feliz. A ti y a nosotros, que cuando éramos pequeñajos te seguíamos donde fuera, y cuando nos hicimos mayores se nos quedó grabado ese afán por llegar al final de cualquier monte o acantilado.

Recordar también aquel día que me viste con un balón de baloncesto en el pueblo, muerto de ganas de jugar a mi deporte preferido, pero sin nadie que quisiera hacerlo conmigo. Te viniste a la plaza del pueblo, donde habían colocado dos canastas, y me echaste un partido. Uno contra uno. Yo me lo tomé tan en serio que te gané... O eso pensé entonces. Poco tiempo después colocaste una canasta en nuestra era para que pudiéramos jugar todo lo que quisiéramos al ladito de casa.

Son millones de recuerdos. Pero ahora me quedo con uno que sigo reviviendo cada semana, cuando pasadas las doce de la noche salgo de la radio y me dirijo a casa en mi coche. Siempre me llamabas para felicitarme, y yo nuca te dije lo que significaba para mí que mi padre estuviera orgulloso de lo que hacía. Aún hoy sigo mirando el móvil mientras circulo por la M-30, esperando que suene y seas tú el que me hablas.

Hoy habrías cumplido 78 años. Siempre he estado orgulloso de ti. Y siempre he estado orgulloso de llevar el mismo nombre y apellido que tú. Te echo de menos, papá.

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