Noche de San Valentin

Parque del Retiro, enero de 2013


Son poco más de las 12 de noche y Google ya bombardea con el Día de San Valentín. Uf... Abro el blog y en la pantalla aparece de la nada un corazón que de pronto se parte en dos. Entro en Twitter y caen las primeras felicitaciones por el día más cursi del año. Y para colmo, en la radio suena José Luis Perales...

Cuando los elementos se unen en contra de uno, es inútil resistirse. Así que lo mejor es escribir unas líneas, mientras escucho aquello de "qué es morir de amor, morir de amor por dentro, es quedarme sin tu luz, es perderte en un momento". Y sigue el lamento: "Cómo puedo yo decirte que lo siento, que tu ausencia es mi dolor, que yo sin tu amor me muero..."

Solo en casa, a media luz, televisión apagada y alguien canta sus penas por "no tener un nombre que decirle al viento". "Yo no sé muy bien lo que está pasando", dice el pobre. "No me quedan más que dos o tres recuerdos..." "Morir de amor, despacio y en silencio, sin saber si todo lo que he dado te llegó a tiempo, morir de amor, que no morirse solo en desamor, y no tener un nombre que decir al viento..." Es realmente dramático.

Vaya noche... Y vaya día de San Valentín que queda por delante... No me queda otra que unirme a la ola y desear felicidad a los enamorados del mundo. Yo, como no tengo nada que celebrar, sigo aquí no con dos o tres recuerdos, como dice la canción, sino con una auténtica enciclopedia de experiencias vividas y compartidas. Aunque, en realidad, Perales tiene razón: todo puede resumirse en "una carta, alguna flor, un adiós muy corto y un te quiero". 

Avance de primavera en el Retiro, 14 de febrero de 2013

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