Escapada al norte (día 1)


Dunas y playa de Laredo, vista desde el hotel Playamar

"Tal vez sea un consejo estúpido, pero ya que debes ir por este camino, es mejor hacerlo por el lado donde da el sol. ¿No te parece?"

Haruki Murakami, en "La muerte del comendador"
...........

Domingo, 23 de junio. 
Amanezco en Uceda. 
Duermo en Laredo. 
Kilometraje: 360,9 kilómetros.
Comida: Bocadillos (tortilla y cinta de lomo, más plátano).
Cena: Menú en hotel (menestra de verdura, merluza a la plancha y tarta de chocolate y nata).
Momento del día: El túnel de Laredo que lleva a la ensenada del antiguo puerto.
Lo mejor: La vista de la habitación, en primera línea ante la playa. Y la caminata.
Lo peor: El tiempo. Por la tarde, sudadera obligatoria. Y la sensación de domingo cerrado por las calles de pueblo. No puedo con eso.

A las seis de la mañana ya empezaba a brillar el cielo en Uceda. Por delante tenía más de cuatro horas de coche hasta la primera parada de este viaje que sé dónde empieza, pero no tengo ni idea del lugar en que acabará, ni mucho menos de la fecha de regreso.

En Burgos  doy la espalda a la autopista y enfilo la carretera más directa a Cantabria, aunque sea de doble sentido. La improvisación me descubre una provincia que corrobora mi idea de que España es una gran desconocida para la mayoría de los españoles. A las diez entro en Cantabria, a las once ya estoy en Laredo. Me he tomado con mucha calma este viaje. Sin prisas, sin agobios, sin adelantamientos.

Laredo me recibe nublado y frío. Su playa es increíblemente grande, pero me echo la mochila a la espalda y me voy hasta el final, hasta que llego al puerto, y de ahí al túnel que lleva a una ensenada donde siglos atrás atracaban los barcos. El pueblo, de domingo provinciano, está repleto de banderas gays, aunque en la calle el "ambiente" es más bien ninguno. Al final resulta un tanto impostado el adorno farolero. 

De regreso, veo el hotel allá a lo lejos. "Solo" tardo una hora en llegar caminando, pero el paseo por la playa es desconexión absoluta de mundanal ruido de Madrid. Qué lejos me quedas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Así está el Pontón de la Oliva

Ouija en la casa abandonada (I)

Imágenes del río Jarama desbordado