Escapada al norte (día 5)

Playa de Pechón


Amanezco en San Vicente de la Barquera.
Duermo en Pechón. Hospedería La espina del Pechón.
Entre medias: Playa de Gerra.
Kilometraje: 584,5 km.
Comida: A destiempo y mal. 
Cena: En Pechón. Rabas (media ración) y huevos fritos con patatas y lomo. Más agua y pan, 14,35 euros.
Momento del día: En la playa de Aramal, Pechón, yo solo. Marea baja. Tranquilidad absoluta. Paz. El mar y yo, cara a cara. Un bañito en la playa desierta.
Lo mejor: La playa de Amió. Horas y horas sin darte cuenta.
Lo peor: El alojamiento. Mal. He matado siete moscas y una polilla en la habitación. Así es difícil dormir.

La playa de Gerra, muy cerca de SanVicente, es otra parada imprescindible. Playa infinita, para pasar el día entero, con espacio suficiente para que nadie te moleste. El agua, limpia, fría, cantábrica.

Desde Gerra, donde el tiempo pasa volando, voy directamente a Pechón, y muy cerca de Asturias. Es un pequeño pueblo, de 190 habitantes en invierno, según me dicen en la hospedería, pero que sería un buenísimo lugar para construir una casa tipo cántabra en la montaña y junto al mar. De hecho, hay decenas así, cada cual más bonita.

La playa de Pechón, la de Amió, sorprende en cuanto la ves. Es otra maravilla escondida en esta tierra. Otro sitio para volver antes o después. Pechón tiene otra playa, la de Aramal, más pequeña, recóndita y de piedra. Pero cuando llego hay marea baja y suficiente arena para pasear y tumbarte. A eso de las 18.30 empieza a oscurecerse porque deja de dar el sol, y el frío se te mete hasta los huesos. En Madrid, 40 grados esos días. Por supuesto, me doy otro baño en esta playa enterita para mí, sin vigilancia ni nada que se le parezca, metida entre dos acantilados.


Playa de Aramal, en Pechón

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