Llegada al nuevo mundo

Vista del puerto de Veracruz (México), diciembre de 2014

"(...) y cerraba la revista para mirar de nuevo por la misma ventana el movimiento de la misma calle que contemplaría durante la mitad de su vida"

Albert Camus, en "El primer hombre"
............................

En 1518, el capitán español Juan de Grijalva llegaba a un islote que bautizó como San Juan de Ulúa. La Villa Rica de la Vera Cruz fue fundada en 1519 por Hernán Cortés, justo en las playas que estaban frente a la pequeña isla de San Juan de Ulúa. Fue la primera ciudad fundada por europeos en América continental. Allí se constituyó el primer Ayuntamiento del Nuevo Mundo.

Casi 500 años después, despegaba del aeropuerto de Madrid rumbo a México D.F., para saltar desde ahí a Veracruz, ciudad cuatro veces heroica por decreto presidencial, al haberse enfrentado a cuatro invasiones extranjeras distintas. Era mi particular llegada al nuevo mundo.

Algunos datos más de Veracruz: tiene el puerto marítimo comercial más importante de México. Con una población de 552.000 habitantes, está situada a 400 kilómetros de Ciudad de México. Su clima es tropical cálido, con una temperatura media de 25,3 grados.  (Aquí más información de la historia de Veracruz)

Cuando llegué, en los primeros días de diciembre, la ciudad estaba tomada por la Policía y el Ejército. Se celebraba una cumbre internacional, y la seguridad era absoluta. Unas semanas antes habían desaparecido 43 estudiantes en México, y la tensión en todo el país era evidente.

Frente al hotel, el Golfo de México, imponente. Playas y más playas, con el puerto a mi izquierda, y un paseo para recorrer durante horas. Pedí una margarita en el bar, y mientras disfrutaba ese cóctel de tequila, zumo de limón y triple seco, con sal en los bordes de la copa (buenísimo, la verdad), miré hacia el mar, con la vista apuesta en los barcos que entraban y salían del puerto. En ese momento sentí una extraña añoranza: deseé ser marino y perderme por los mares del mundo. Pedí otra margarita y se me pasó.

Dejé la mirada perdida en la tranquilidad de la playa. Me vi en mi nuevo mundo, recién descubierto, conquistado, en estado puro; con aventuras por delante, ganas de avanzar, pese a los obstáculos, que siempre los hay, pese a las pesadumbres, y pese a los momentos de zozobra, que nunca faltan, tanto en tierra como en el mar. Me vi y me sentí con todo eso, pero sobre todo con ánimo y con una bandera que nunca me falta: la de la libertad.


/// Quizás te interese también: La playa de los piratas ///

Comentarios

Entradas populares de este blog

Así está el Pontón de la Oliva

Ouija en la casa abandonada (I)

Imágenes del río Jarama desbordado