Escapada al norte (día 10)

Lastres, visto desde el puerto

Amanezco en Barro.
Duermo en Barro.
Entre medias: Playa de Toranda, playa de Barro (bandera amarilla), Lastres y Ribadesella.
Kilometraje: 790,1 km.
Comida: Mal.
Cena: Ensalada de tomate y anchoas y salmón. De postre, tarta de chocolate con helado. Y para beber, sidra.
Momento del dia: La cervecita en el paseo marítimo de Ribadesella.
Lo mejor: Ribadesella. Pedazo de pueblo. Precioso paseo, playa descomunal.
Lo peor: Las indicaciones de Google map. Me ha metido por caminos de cabras, he dado mil vueltas y no está actualizado.

Las nubes no se han ido en todo el día y el termómetro no ha subido de 19 o 20 grados. Pero me he bañado igual en la playa de Toranda y en la de Barro. Para llegar a la primera lo mejor es dejar el coche antes de entrar en las calles de Niembro. Si sigues las indicaciones llegará un momento en el que te encontrarás con prohibidos por todas partes y tendrás que dar la vuelta. Hay marea baja, y el mar está revuelto. Cuando llego, a eso de las diez, no hay nadie en la playa. Más tarde apenas llegarán una docena de personas más.

Por la tarde voy hasta Lastres, uno de los pueblos "más bonitos de España". Primero llego al faro, de ahí voy al pueblo y bajo a pie hasta el puerto. Las calles son escaleras y pendientes permanentes. El pueblo es muy bonito pero vivir ahí debe de ser un horror. Desde el Mirador de San Roque se ve un paisaje de postal turísticas. Sí, es realmente bonito. Mi siguiente parada es la playa de La Griega. Google me envía por carreteras imposibles, hasta que decido guiarme por mi sentido de la orientación y llego antes. La playa me resulta poco atractiva, comparada sobre todo con los paraísos naturales que estoy conociendo. 

Desde la playa de la Griega tomo la autopista hasta Ribadesella. Otro de los pueblos más bonitos no solo de España, sino de Europa. Tomarse una cerveza en el paseo marítimo es un auténtico placer. Y un detalle chirriante: qué pinta una placa en pleno paseo a mayor gloria de la ministra de Medio Ambiente en 2003 y del alcalde del pueblo, por la inauguración de la zona. Los políticos resultan a veces ridículos.

Una cerveza en Ribadesella sabe a gloria

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